Mariano Picon Salas dijo sobre la pintura colonial chilena que: “no fue un mero trasplante de Europa, sino que, en gran parte, una obra de fusión de cosas europeas y cosas indígenas”.
Comenzó aproximadamente a mediados del siglo XVII iniciado principalmente por los jesuitas españoles y ciertos artesanos de poca importancia y falta de instrucción especializada en el tema. El arte colonial en sus inicios es influencia directa de las corrientes artísticas de Europa tales como el Manierismo y el Barroco, sin embargo, la pintura chilena sufrió las influencias del arte indígena desgastando académicamente la calidad de la obra, pero al mismo tiempo, creando un estilo nuevo y autóctono de gran importancia para la educación y evangelización de los pueblos originarios.
HISTORIA:
La pintura colonial es desarrollada en un momento en que los países no estaban políticamente agrupados como los que se conocen actualmente y no estaban formados por tanto su identidad y arte. Ocurre para los historiadores dificultades para hablar de arte autóctono de cada país ya que en efecto no existe un demarcación ni características pictóricas endémicas de la mayoría de los territorios conquistados, es por ello que no se puede hablar precisamente de arte colonial peruano, argentino o chileno sino propiamente por las escuelas que por ese tiempo se crearon en tales países. Países como México, Ecuador y Perú tenían sus propios escuelas, Chile, en cambio, no represento interés mayor para el gobierno español y se limitó a importar arte de escuelas extranjeras.
Independiente de lo anterior, a nivel global, la pintura en Chile se ve marcada por la técnica española, que enseña el estudio anatómico de las figuras, el dominio del claro oscuro, la indumentaria aristocrática de los personajes y los objetos decorativos que aparecen en los lienzos. Para los españoles conquistadores el oficio del arte era denigrante y contraria a la nobleza que deseaban mostrar por lo que prefirieron dejar estas tareas a los mestizos e indígenas, eso si, eran admiradores del buen arte europeo que periódicamente compraban del viejo continente.
Existe en Chile, según el historiador de arte Álvarez Uriqueta, una influencia asiática proveniente de los contactos comerciales españoles del que se hereda las tonalidades del color, la ausencia de expresión de las figuras y la profusión de colores dorados. También destaca de la influencia regional, el factor indígena, del que se hereda la simplicidad, la reproducción de cuadros religiosos y principalmente las costumbre que las personas nos permiten ver en sus retratos.
Tanto la pintura chilena como la colonial denota una falta de estudio de las luces y sombras, se observa una perspectiva mal lograda y proporciones dispares como elementos negativos. Lo positivo que se destaca es la viveza, colorido y el característico factor social que representaba la unión social de los pueblos español y americano.
Según los autores la pintura colonial nace como una mezcla estilística entre dos grandes grupos. El primer grupo pasarían a ser los pintores europeos: portugueses, españoles, italianos y franceses. El segundo grupo serían los artistas foráneos de América discípulos de estos pintores.
La pintura Chilena no mostraba gran interés por los paisajes, en cambio, predominan las pinturas religiosas.
En un primer momento la pintura religiosa prefirió las representaciones de cristo y los santos usando la técnica realista.
INFLUENCIAS:
La pintura colonial Chilena tuvo principalmente influencia Jesuita, la escuela Quiteña y la influencia Europea.

